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    El peligro del encamamiento prolongado

    El peligro del encamamiento prolongado

    En las últimas décadas se ha observado un incremento de la preocupación social hacia los pacientes encamados.

    Tradicionalmente, éstos carecían de los derechos y beneficios colectivos de la población común, al considerarlos no válidos. Hay que tener en cuenta las características de la sociedad hasta la década de los 80, más o menos. Nos encontramos con un fuerte arraigo del concepto de trabajo: un individuo no era útil si no servía para trabajar, por lo tanto no aportaba nada a la sociedad. Unido al papel de la mujer como cuidadora principal del seno familiar: ellas eran las encargadas del cuidado y protección del pariente enfermo; muchas veces con buena fe, pero sin los conocimientos necesarios para realizar correctamente tan importante tarea. La suma de esas dos circunstancias daba como resultado un cuidado pobre e insuficiente de los pacientes con escasa o nula movilidad: personas que permanecían en cama varios años, que se iban deteriorando física y cognitivamente, con el único fin de esperar la muerte.

    Esta situación ha experimentado un cambio en los últimos lustros. La profesionalización de la mujer ha dado paso a la contratación de personas formadas; la fisioterapia, la terapia ocupacional y las unidades de cuidados paliativos han supuesto un incremento de la calidad  de vida de estas personas.

    El concepto social de persona inválida y no útil ha derivado en el concepto actual de persona necesitada de cuidados, con esperanza siempre en la mejora.

    Afecciones del encamamiento prolongado

    Permanecer días y días en cama, o del sofá a la cama produce una sintomatología de difícil resolución.

    1. Alteraciones de la circulación que facilitan al aparición de trombosis venosas, tromboflebitis y embolias pulmonares.
    2. Mala ventilación pulmonar con retención de secreciones y predisposición a infecciones respiratorias.
    3. Pérdida de masa muscular.
    4. Afectación de la masa ósea, con lo que deriva a osteoporosis.
    5. Rigidez articular con posibilidad de anquilosis de las articulaciones, generando pérdida funcional y dolor sordo e intenso.
    6. Aparición de úlceras por presión.
    7. Trastornos psicológicos: miedo, ansiedad, depresión.
    8. Incontinencia urinaria y fecal.

     

    Debido al envejecimiento de la población española, cada año nos encontramos con mayor prevalencia de enfermedades crónicas con Alzheimer, ictus o párkinson ,que implican falta de movilidad  y trastornos de la marcha y el equilibrio y pueden llevar al encamamiento prolongado.

    Factores predisponentes para sufrir encamamiento prolongado.

    • Enfermedades musculoesqueléticas. osteoartrosis, fracturas de cadera, polimialgia….
    • Enfermedades neurológicas: ACV, demencias, Alzheimer, Parkinson…
    • Enfermedades cardiovasculares.
    • Enfermedades pulmonares: EPOC, neumonía..
    • Enfermedades endocrinas: diabetes, obesidad…

    Y no menos importantes, los factores extrínsecos como tratamientos farmacológicos( neurolépticos, benzodiacepinas), hospitalizaciones prolongadas o falta de apoyo social o familiar.

     

     

    Cómo mejor los síntomas del encamamiento prolongado

    La situación ideal sería evitar la falta de movilidad. Hay soluciones como acudir a un centro de día, realizar sesiones de fisioterapia, salir a pasear aunque sea en silla de ruedas,…

    Aún así, si no es posible realizar salidas externas, y con más razón ahora debido a la situación actual por el COVID, se pueden realizar una movilizaciones en la cama o en el sofá.

    Las movilizaciones son técnicas de tratamiento basadas en las leyes de la biomecánica humana. Deben aplicarse siempre acorde al nivel de consciencia y participación del paciente. Están contraindicadas en fracturas o en casos de sepsis, pero se pueden realizar en los miembros y articulaciones circundantes.

    Pueden clasificarse en cuatro grupos, atendiendo al nivel de participación de la persona:

    •  Activa libre: hay contracción muscular voluntaria y capacidad de realización de los movimientos contra gravedad. Ejemplo: levantar un brazo.
    • Activa asistida: hay contracción muscular voluntaria, pero la realización de arcos de movimiento tiene que ser asistida a veces. Algunos movimientos se realizan a favor de la gravedad. Ejemplo: la persona puede levantar una pierna, pero no puede doblar la rodilla con la pierna levantada.
    • Pasiva consciente: hay contracción muscular voluntaria pero la persona no puede realizar los arcos de movimiento solo/a.
    • Pasiva inconsciente: no hay contracción muscular.

    En una próxima entrada trataremos sobre los tipos de movilizaciones, cómo realizarlas y en qué casos.

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